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LA SIMPLEZA



Enseña en el Talmud Rabí Levitás (Pirke Abot cap. 4) El hombre debe ser sumamente humilde. O sea que es preciso adoptar como conducta de vida la humildad, ya que es la virtud más apreciada por el Creador. Incluso el rey de Israel era encomendado ser humilde, como dice el versículo "Para que no se enorgullezca por sobre sus hermanos", Y el mismo Moshe fue escogido como enviado del Eterno por su extrema humildad, como dice la Torá "Y el hombre Moshe era el más humilde que existió sobre la tierra".

En realidad, sin una genuina humildad la persona puede vivir toda su vida en forma errada, pues no estará dispuesto a aceptar críticas constructivas ni que le marquen errores. Así, muchos se consideran sabios aún cuando son personas simples e incluso bastante ignorantes, pero se arrogan poder burlarse de los demás y consideran que sólo ellos son dueños de la verdad y nadie puede aleccionarlos. 

Es propicio recordar a nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z"l, quien con toda su grandeza, era el líder indiscutido de toda una generación, y aún así se comportaba con humildad y simpleza. En cierta ocasión su nieta recurrió a él pues estaba atravesando una difícil situación, por lo que le pidió que la bendijera para que D-os la ayudar a salir de su problema. Nuestro maestro z"l la bendijo, sin embargo la muchacha le dijo a su abuelo que nuestros sabios dicen que lo que el hombre justo, Tzadik, dictamina D-os lo realiza, por lo que le pedía a su abuelo que decrete ante D-os que la ayude. La respuesta espontánea e inmediata de nuestro maestro fue "pero yo no soy un tzadik". 

Este es sólo un ejemplo de la genuina y gran humildad que poseía nuestro maestro, la que le valió aprecio tanto ante D-os como ante los hombres. 

Solía relatar una historia sobre Rabí Yonatán Ewshwitz z"l quien fue designado gran Rabino de Altuna, Cuando se dirigía a asumir su puesto en víspera de Quipur, debió permanecer en un pueblito que se hallaba camino a Altuna pues no llegaría a tiempo antes del sagrado día. 

Al comenzar la plegaria, llamó su atención un anciano que repetía cada palabra de la misma con gran concentración, incluso al llegar al "vidduy", en el que se recitan los pecados cometidos y asume un arrepentimiento, notó que el hombre traducía cada palabra al alemán, su idioma natal, y al llegar a la frase cumbre, en la que se dice "D-os, mientras no fui creado no poseía trascendencia alguna, cuanto más ahora que soy simplemente un objeto de barro", rompió en un llanto profundo y estremecedor. 

Rabí Yonatán se conmovió con la plegaria de este anciano y le pidió al encargado de la sinagoga que lo sentara cerca suyo para poder sensibilizarse con los rezos del hombre. 

Y así continuó el hombre rezando todas las plegarias del santo día, hasta que llegaron a la lectura de la Tora, el encargado invitó en tercer lugar y en cuarto a otra persona y por último lo invitó al anciano en cuestión. Este, sumamente afectado increpó al encargado diciéndolo como invitaba a fulano y sultano antes que a él cuando eran definitivamente inferiores a él tanto en conocimientos como en edad! Por lo tanto él debía subir antes que ellos. 
Rabí Yonatán se sintió muy perturbado por lo que acababa de presenciar. 

En el intervalo entre Musaf y Minha, llamó al hombre y le preguntó ¿Cómo es posible que tras pronunciar con tanto fervor esos párrafos conmovedores en los que dijiste "soy un objeto lleno de oprobio y vergüenza ante Ti, oh D-os", etc. etc. te hayas enojado tanto porque no te invitaron a la Torá según lo que consideras que te tocaba? Le respondió el hombre, me asombró de lo que preguntas, cuando me dirigía al Eterno realmente debo asumir que soy simplemente polvo de la tierra, un ser insignificante y sin valor ante el Eterno, Creador del universo, pero ante el encargado de la sinagoga, un hombre simple e ignorante que no puede compararse a mi ¿cómo puede ser condescendiente? 

Vemos claramente lo que ocurre con personas que poseen una humildad ficticia, pues sumado a su soberbia creyéndose superiores a otros, siente que son realmente humildes cuando están sumidos en las más abyecta y baja soberbia. 

No ocurre lo mismo con aquellos que son realmente humildes, tanto ante D-os como ante los hombres y no se consideran superiores a otros, sirven a D-os con cariño y aceptan aprender de las cualidades ajenas para mejorar como personas y como judíos.

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