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QUIEN ES REALMENTE RICO



Hace aproximadamente seis años, en una charla personal con nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef, z"l, nos sugirió que, aún cuando el estudio de Torá debe dirigirse principalmente a dilucidar la halajá, de manera que se sepa cómo cumplir los preceptos, sin embargo es necesario matizar los estudios con palabras de "musar" -ética, moral judía- ya que esto es fundamental para que el ser judío desarrolle su temor y apego a D-os. 

Durante los días del "omer", nuestro sabio maestro solía cada tarde exponer ante sus oyentes comentarios sobre el tratado de los Padres -Pirke Abot- donde se explayaba transmitiendo enseñanzas de ética y conducta. Pues los 24000 alumnos de Rabí Akiva que fallecieron durante este período fueron castigados por no respetarse mutuamente, por lo tanto es propicio este tiempo para aprender sobre ética y moral y así tratamos de hacerlo también nosotros, continuando las enseñanzas de Rabí Ovadia Yosef z"l. 

Estudiamos en el Pirke Abot cap. 4 "Quién es realmente rico? Aquel que se halla feliz con lo que posee". O sea la persona que está realmente satisfecha con sus posesiones y no necesita más de lo que posee se puede considerar realmente feliz. Pues la riqueza es algo relativo, quien no tiene para comer envidia a aquel que tiene comida, el que tiene para comer envidia al que posee una casa espléndida, este a su vez envidia al que tiene posesiones y así sucesivamente, pues la riqueza en sí no es un propósito de vida. 

Pero la persona temerosa de D-os se siente satisfecho con lo que posee, pues es lo que D-os le envió y ello es lo que lo hace feliz, no requiere excesos u otros bienes para sentir alegría, pues los bienes materiales no trascienden, nadie se los lleva al otro mundo, sólo nos acompañan las obras de bien y la observancia de los preceptos que realizamos. 

Nuestro gran maestro Rabí Ovadia Yosef z"l cita al respecto una anécdota que aparece en la obra Midrash David de Rabí David, nieto de Ramba"m. cuenta sobre un hombre simple que ganaba un magro sueldo que apenas le permitía subsistir, aún así estaba feliz con su destino y poseía una absoluta fe en el Eterno. 

Cada noche, solían reunirse tras la cena y junto a sus hijos agradecían al Señor por todo lo que El les enviaba. Uno de los hijos tocaba el violín, el padre la pandereta y otro hijo entonaba hermosas canciones de loas y agradecimientos a D-os tras lo cual se iban a dormir. 

En cierta ocasión, atinó a pasar por allí el rey que oyó la hermosa música que entonaba la familia, sin embargo no los interrumpió. Volvió a pasar otro dia y un tercero y finalmente convocó al hombre a palacio. Le preguntó que tantos bienes poseía que estaba tan satisfecho y feliz con su vida. El hombre le respondió que en realidad no tenia ningún bien, sólo poseía una magra ganancia que le alcanzaba para sustentar y alimentar a su familia. Sin embargo somos felices con lo que el Eterno nos proporcionó y por ello le agradecemos permanentemente. 

Este comentario halló gracia ante el rey quien pensó, si estas personas con lo poco que poseen agradecen a D-os ¿cuánto más debo hacerlo yo que soy rico y poderoso? 

En ese momento, el rey ordenó entregarle a este hombre una bolsa llena de monedas. Al regresar a su casa, este hombre colocó las monedas en una alcancía la cual no se llenó totalmente, por lo que decidieron tanto él como su esposa que a partir de ese momento trabajarían duramente para terminar de llenar la alcancía y así podrían vivir sin apremios el resto de sus vidas. Pero esta decisión les costó toda la alegría de vida que tenían, ya no hubo en la casa más cantos ni música ni alegría. Esto es real con muchas personas ricas que no logran disfrutar de lo que poseen y sentirse felices con sus familias. 

Cuando el rey nuevamente pasó por la casa de este hombre, se percató de que ya no se oía música por la noche, todo estaba oscuro y dormían temprano. Lo mismo ocurrió una segunda y una tercera vez. Entonces nuevamente lo llamó al palacio y preguntó qué ocurría. El hombre le dijo que desde que recibió el dinero del rey la ambición por poseer más, la necesidad de tener nuevos bienes materiales los llenó de preocupación y anuló toda la alegría y agradecimiento a D-os por su vida y lo que simplemente tenían. Entonces el rey ordenó que le retiraran las monedas que le había otorgado y así el hombre volvió a vivir una vida feliz y plena junto a su familia. 

Esto es realmente aleccionador y debe convocar la atención de cada uno de nosotros.

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