Cuidado al hablar
La parashá
Behar discute el tema de "onaah" - lastimar a otros. En
Levítico 25:14, la Torá prohíbe dañar a otros en términos económicos, como por
ejemplo cobrando precios más altos. Luego, en el versículo 17, la Torá prohíbe
provocar daños con palabras.
Algunas
personas pueden considerarlo poco práctico, alegando que "no se puede
legalizar la moral". Pero eso es verdad sólo en un sistema sin Dios. Si
somos conscientes que Dios nos está supervisando, entonces las relaciones
interpersonales también tienen un estándar de correcto o incorrecto. Por eso el
versículo 17 concluye con las palabras "y debes respetar a
Dios".
El Talmud
discute qué es lo que está incluido exactamente dentro de la prohibición de
"dañar a otros con palabras".
Una idea es
que no debemos recordarle a otro su pasado negativo. Digamos que David era un
soltero descontrolado que ahora se ha asentado y se ha transformado en un
respetable hombre de familia. Él trabajó duro para dejar atrás los días de
descontrol y sería vergonzoso, incluso doloroso, recordarle historias de su
pasado.
Actuar de
manera engañosa es otro aspecto de "dañar a otros con palabras".
Digamos que no estás interesado en comprar una computadora nueva,
sólo quieres saber qué modelos nuevos están disponibles. Entonces te diriges a
una tienda de computación y comienzas a hacer una serie de preguntas. El
vendedor, por supuesto, cree que estás interesado en comprar, y a medida que se
desarrolla la conversación, él se llena de esperanza de que tú finalmente
comprarás la computadora.
Existe una
suposición implícita de que uno entra a una tienda para comprar. En este caso
tus preguntas están, de hecho, engañando al vendedor, a pesar de que no sea
intencionalmente. En un caso como este, la Torá te permite satisfacer tu
curiosidad en un negocio de computadoras, sólo si dejas en claro desde el
principio que tu única intención es averiguar y no comprar.
A simple
vista, se cree que engañar en términos económicos es más serio que en términos
verbales.
Pero la
realidad es al revés. La propiedad de una persona es externa a él, sin embargo,
los sentimientos son una parte esencial de la persona. Ser cauteloso con los
sentimientos de la otra persona es, a los ojos de la Torá, una gran mitzvá que
todos deberíamos tratar de cumplir.
Rav Shraga
Simmons
No hay comentarios:
Publicar un comentario