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Síntesis Parashat Kòraj : Kòraj, Datan, Aviram y 250 líderes de Israel se rebelaron contra de la autoridad de Moshé y Aharón. Como resultado de la rebelión, se los traga la tierra. Hay muchos que resienten de la muerte de Kòraj y sus seguidores responsabilizan a Moshé. La ira de Dios  se manifiesta a través de una plaga que acosa a la nación y causa la muerte de miles de personas. Una vez más, Moshé intercede a favor del pueblo e instruye a Aharon para que expìe el pecado cometido, tras lo cual la plaga llega a su fin.

La relación entre la Corte Celestial y la Corte Terrestre

En la parashá de esta semana, al final del incidente de la rebelión de Kóraj, Hashem le dijo a Moisés que se separe del pueblo para destruirlos por completo por haber participado en la rebelión de Koraj contra Moisés y la Torá. Al oír esto, Moisés, comienza defender el pueblo. Le responde a Dios,“¿Si un solo hombre peca contra ti, castigarìas a todo el pueblo?” El comentarista Rashi explica la respuesta de Moisés; “Reyes humanos, que no saben exactamente cuáles se re-viraron y cuáles no se re-viraron contra ellos castigaría  las masas por este tipo de rebelión junto con los culpables. Pero Moisés le pregunta a Dios – ¿Tu harías lo mismo?” Rashi explica que Dios le respondió, “Muy bien dicho – yo si conozco quienes son los culpables y lo haré conocer por medio del castigo quiénes son culpables y quiénes son inocentes.
¡Los comentaristas quedan asombrados! ¿Cómo Dios cambia de opinión o de mente? ¿Qué podría haber descubierto el omnisciente sobre esta cuestión por medio del argumento humano de Moisés?

En su libro “Yitzpon Layesharim Toshiya” ,Rav Yitzchak Pinchas Goldvasser, explica el razonamiento divino en favor de la destrucción del pueblo usando lógica simple: si esto hubiera ocurrido plenamente en el campo terrestre sería común que el honor de un rey humano o terrestre le permite destruir a las multitudes (aunque inocentes) por los crímenes de los pocos culpables cuando ellos habían violado el honor del rey. Pues si este fuera el castigo por permitir el deshonor a un rey humano, más todavía se daría el mismo castigo por violar el honor del Rey Divino. La destrucción sería – usando esta lógica – un Kidush Hashem -santificar el nombre divino, porque no le da menos
valor que el valor debido a un rey humano.
Moshe respondió que él lo ve de la otra manera: Si Dios solamente castiga a los culpables y se apiada de los inocentes eso sería hasta más grande un Kidush Hashem delante de los sobrevivientes que la destrucción que aparentemente se habían ganados todos. Estarían asombrados porque esto sería algo que ningún rey humano podría completar y entendería el honor debido al rey del mundo. Aunque esto explica el razonamiento para destrucción total y el razonamiento para destruir solamente a los culpables, la pregunta original se mantiene; ¿Cómo contribuyó Moisés para disuadir o cambiar  la mente divina sobre este aspecto?
Hay un antecedente claro en el Talmud para esto. En el caso en donde hay dos interpretaciones posibles, primero la posición humana es establecida por medio de la corte terrestre y luego la posición de la corte celestial actúa de acuerdo a esta posición si esa posición de la corte humana está de acuerdo al gol de establecer el reino divino en
la tierra.
El Talmud relata un ejemplo de esto. Nos cuenta que Rabah bar (hijo de) Shila se encontró en una ocasión con Eliahu Hanavi, el profeta Elías, quien le contó que Hashem comúnmente repite las varias opiniones halájicas de los Tanaitas del Talmud, pero que nunca mencionaba por nombre las enseñanzas de Rav Meir. ¿Por qué razón?
Porque Rav Meir era estudiante del Rav Elisha Ben Abuya que se volvió un hereje y seguía con sus estudios de ese mismo maestro. Elisha Ben Abuya sabía mucha Torá y era considerado uno de los grandes maestros del Talmud pero de pronto tuvo un gran cambio y se convirtió en un hereje que hasta colaboraba con los Romanos. Después de ese cambio tan terrible sus colegas, los otros Rabinos se referían a él como “Ajer – es otro.” Pero su estudiante Rav Meir que también era sumamente respetado se mantuvo fiel a su maestro y era fiel a la Torá y los mitzvot. En una de la historias del Talmud,se relata que Rav Meir se podía ver caminando al lado del burro de su maestro estudiando Torá de él aunque ese mismo estaba violando el Shabat al montar el burro en ese día sagrado. Pues Rav Meir estudiaba Torá de él pero no violaba el  Shabbat junto a su maestro.
Rabah bar Shila se asombro por lo que oyó del Profeta Eliyahu y le respondió, “Rav Meir es como un hombre que come de una granada – el disfruta la fruta pero bota la cáscara.” Esto fue su manera de decir que Rav Meir podía aprender Torá de su maestro pero no se dejaba influenciar por nada negativo que venía de Elisha Ben Abuya – Ajer.
Después de esa respuesta el Talmud relata que Eliyahu le dijo que Dios había comenzado a usar el nombre de Rav Meir en su repetición de las palabras de los grandes Rabinos del Talmud. La decisión sobre la justificación de Rav Meir fue decidida por sus colegas aquí en el plano terrestre. Si ellos lo hubieran encontrado culpable por sus
acciones se hubiera quedado en la lista negativa divina pero como ellos le reconocieron su justificación fue justificado delante de la corte terrestre.
La determinación si algo es o no es un Kiddush Hashem - la santificación del nombre divino se basa completamente en la reacción humana a la situación presentada. Hasta que Moshe compartió su reacción humana a la situación sobre la destrucción en nombre de un kiddush Hashem, Dios se comportó de acuerdo a la lógica divina y no a la lógica humana. Cuando Moisés declaró que la otra acción seria más bien entendida por los humanos Hashem ajustó su respuesta para que la acción sea lo máximo en santificar el nombre divino entre los hombres.
Todo esto apunta al rol importante del pueblo judío al representar la presencia divina en la tierra. Nuestra misión es de crear situaciones en donde el nombre de Dios se reconocido y bendecido para que esto sirva de establecer el reino divino “maljut shamayim” en la Tierra. Y la única manera de establecer esto es que los seres humanos entiendan su
valor y lo deseen y actúen para su desempeño.
Hay una tradición Talmúdica que las decisiones de la corte terrestre son seguidas por la corte celestial. El intercambio en este caso entre Moisés y Hashem clarifica por qué esto es así. Las decisiones de la corte celestial son todas para establecer el reino divino sobre la tierra para transformar este mundo limitado y a veces sin valor en un
mundo lleno de valor y sin límite espiritual. Si las decisiones de las cortes humanas también se concentran en esta meta las decisiones de la corte celestial se ajustan a la corte humana. Para juntos poder crear esta realidad. La intervención de Moisés en este caso no fue solamente para salvar a los inocentes y limitar el castigo – fue para crear el kidush Hashem de darle la oportunidad a los seres humanos de ver su poder en castigar a los culpables y salvar a los inocentes. Al hacer esto la comunidad entendió más todavía quién es Dios – su poder y su misericordia. Al conocer a Dios profundamente los humanos deseamos que sea su voluntad la que reine en este mundo y no las de los reyes humanos. Eso es el Kidush Hashem – par excellance.
Shabbat Shalom de parte del Rabino Rigoberto E. Viñas y Familia

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