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La BendiciĂ³n de AharĂ³n

La parashĂ¡ de esta semana contiene el mandamiento a los Cohanim (Sacerdotes del Templo) a bendecir al pueblo judĂ­o usando la siguiente fĂ³rmula:
“22.  HablĂ³ Hashem a MoisĂ©s, diciendo: 23. Habla a AarĂ³n y a sus hijos, diciendo de esta manera bendigan al pueblo de Israel, diciĂ©ndoles: 24. Que te bendiga Hashem y te guarde; 25. Que haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia; 26. Que muestre su rostro sobre ti y te conceda la paz. 27. Y pondrĂ¡n mi Nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendecirĂ©.” Bamidbar/NĂºmeros 6:22-27
Esta mitzvĂ¡ se continĂºa hoy, aunque por desgracia, ya no tenemos el Sagrado Templo de JerusalĂ©n y por eso los Cohanim no estĂ¡n involucrados en los korbanot (sacrificios). Esta prĂ¡ctica de bendiciĂ³n AarĂ³nica por medio de los Cohanim, ha seguido sin embargo, porque no depende del Templo ya que la TorĂ¡ no estipula que sĂ³lo puede darse en el templo. En este caso, la TorĂ¡ no declara ningĂºn tipo de requisito para la bendiciĂ³n solo que los que bendigan sean de la casa de AharĂ³n o sea descendientes legĂ­timos por parte de padre de la tribu de AharĂ³n.

En una conversaciĂ³n reciente con un Cohen que quiero y admiro mucho, un tema que requiere una aclaraciĂ³n fue traĂ­do a mi atenciĂ³n. Le preguntĂ© por quĂ© Ă©l y algunos otros Cohanim son a menudo reticentes a subir y “DujĂ©n” como dicen en Yiddish o “Nesiyat Capaim” en hebreo (bendecir la congregaciĂ³n). Él me explicĂ³ que algunos Cohanim dudan de ellos mismos y no se consideran dignos de tener el poder de bendecir a la congregaciĂ³n. Ellos dudan de su poder de bendecir porque reconocen sus fallos y piensan que no son lo suficientemente perfectos para darle bendiciones al pueblo.
Le expliquĂ© que segĂºn la TorĂ¡, los Cohanim no son los que realmente dan la bendiciĂ³n al pueblo. Ellos son en actualidad como conductos o canales para la bendiciĂ³n. Es Dios quien nos bendice, pero Ă©l usa a los Cohanim como los barcos que imparten la bendiciĂ³n sobre nosotros. Esto se desprende de los psukim (versos) que describen la bendiciĂ³n. Cuando ellos dicen “Que Dios te bendiga y os guarde”... no quiere decir que los Cohanim son la bendiciĂ³n sino Dios.
Por esta razĂ³n, para prevenir que las congregaciones se confundan y crean que la bendiciĂ³n venĂ­a de los propios Cohanim, nuestros rabinos crearon la costumbre / ley por medio de la cual no debemos de mirar directamente a los cohanim cuando ellos suben a dar la bendiciĂ³n. MĂ¡s bien hemos de taparnos la cara con un talith o en el caso de las mujeres, de mirar hacia abajo. Se considera un rechazo de la brajĂ¡ cuando nos alejamos de los Cohanim y por lo tanto no es una buena idea dar la vuelta y mirar para la parte de atrĂ¡s de la congregaciĂ³n como he visto a muchos haciendo por error en el pasado.

¿Por quĂ© es importante este detalle? Para añadir a la importancia de esta pregunta, debemos entender que es esta misma bendiciĂ³n que los padres han entonado a sus propios hijos todas las noches del viernes y el dĂ­a de Yom Kippur durante siglos. TambiĂ©n durante el proceso de recibir la bendiciĂ³n, muchas comunidades sefardĂ­es incluyendo, los Mizrahim (comunidades del este) y JudĂ­os jasĂ­dicos tienen la costumbre que los niños se coloquen cerca de sus padres debajo del talit del padre y que el padre ponga los brazos sobre la cabeza de su niño y tambiĂ©n los bendiga. Esto hace que la bendiciĂ³n sea hasta mĂ¡s intensa. La bendiciĂ³n de que viene por medio de los Cohanim, es intensificada por los padres que tambiĂ©n les dan la bendiciĂ³n a los hijos.
Si se piensa en ello - es una declaraciĂ³n impresionante acerca de nuestros roles como padres e hijos. Mi padre me bendijo a mĂ­ y ahora yo en turno bendigo a mis hijas. Mis Rabinos me bendecĂ­an a mĂ­ y ahora yo bendigo a mis estudiantes. Cada uno de nosotros tiene una bendiciĂ³n interna o talento. No vienen de nuestras propias capacidades. Vienen de Dios. La meta de nuestra vida es identificar esa bendiciĂ³n interna, canalizarla y compartirla con el mundo.
Si retenemos la bendiciĂ³n y no la compartimos con el mundo le damos de menos a esa bendiciĂ³n. Los Cohanim no son libres de decidir si tienen bendiciĂ³n. ¡Tampoco pueden decidir si quieren dar la bendiciĂ³n: son ordenados hacerlo!

El pueblo judĂ­o es llamado Mamlejet Cohanim “Una NaciĂ³n de Sacerdotes.” La profecĂ­a dice que por medio de Abraham todas las naciones del mundo serĂ¡n bendecidas. Al igual que los otros sacerdotes, no somos libres de decidir si queremos cumplir con este derecho: se nos manda hacerlo.
Un padre da a sus hijos muchas bendiciones. Si reconocemos que todas las bendiciones vienen de Dios las bendiciones son aĂºn mĂ¡s intensas y entran aĂºn mĂ¡s profundamente dentro de nuestros hijos y se conectan a una fuente eterna de bendiciĂ³n. Cuando un niño se acerca a su padre para recibir la bendiciĂ³n y el padre sirve la bendiciĂ³n de Dios, no conoce lĂ­mites de tiempo o lugar, continĂºa para siempre, bendice desde la fuente que no cesa.
Cuanto lo mĂ¡s antes aceptemos nuestro papel como los vehĂ­culos de la bendiciĂ³n de Dios, mejor serĂ¡ para nosotros, para nuestros hijos y para nuestro mundo.

Que sea la voluntad de Dios que seamos levantados (al igual que la parashĂ¡ se llama NasĂ³ - elevaciĂ³n) por bendecir a otros y ver que estamos destinados como fuente de bendiciĂ³n para otros. QuizĂ¡s si pensamos en nosotros mismos como una fuente de bendiciĂ³n - por lo ordenado por Dios, veremos que donde sea que vayamos - se nos ofrece la oportunidad de compartir esa bendiciĂ³n con los demĂ¡s y al repartir bendiciones encontramos la bendiciĂ³n que estĂ¡ allĂ­ para nosotros tambiĂ©n.

Shabbat Shalom de parte del Rabino Rigoberto E. y la Rabanit Sandra Viñas

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