La Leccion del sol al viento
A mita de año se nos presentó un caso que realmente fue
difÃcil. DebÃamos incorporar a un alumno a cuarto grado. Esto no hubiera tenido
ninguna trascendencia en un caso normal, pero aquà se trataba de un alumno que
habÃamos rechazado por su mala conducta y cualidades.
Pero ahora la situación era distinta, hacÃa una semana habÃa
fallecido su padre y la madre nos imploró que lo aceptáramos y le diéramos una
oportunidad. Por un lado, no querÃa hacerlo, pero por el otro, se trataba de
una circunstancia especial; es por eso que accedà a incorporarlo.
Pero ya desde los primeros dÃas hubo problemas con él en el
grado. El caso era que sus compañeros no soportaban su arrogancia y sus malas
cualidades, y por eso los compañeros comenzaron a tomar actitudes muy hostiles
respecto al nuevo alumno.
Una tarde, cité a un par de alumnos del grado, los cuales yo
sabÃa que eran los lÃderes del grado, para que vinieran a mi despacho a hablar
del tema.
Con el mayor respeto dijeron que entendÃan lo delicado del
caso, pero que las cosas no podÃan seguir asÃ.
Les dije que comprendÃa perfectamente cómo se debÃan sentir,
y que de ninguna manera yo estaba de acuerdo con el comportamiento del nuevo
alumno. Al poco tiempo les quedó claro que yo estaba del lado de ellos y que la
intención de todos era ayudar al nuevo alumno a corregir su actitud negativa.
No obstante, debÃa hacerles entender que la actitud agresiva que ellos habÃan
adoptado hacia él, no serÃa útil, es por eso que les conté la siguiente
historia:
Cuenta una fábula que en cierta ocasión el viento le quiso
demostrar al sol que él poseÃa mayor poder. Entonces le dijo el viento al sol:
-Te demostraré que soy el más fuerte. ¿Ves aquel anciano envuelto
en su capa? Te apuesto a que le quitaré la capa más rápido que tú.
Se ocultó el sol tras una nube y el viento comenzó a soplar.
Sopló y sopló hasta convertirse casi en un ciclón; pero cuanto más soplaba
tanto más se envolvÃa aquel hombre en su abrigo.
Por fin, el viento se calmó y cedió su paso al sol, quien
salió de detrás de la nube y sonrió benignamente al anciano brindándole
calidez. No pasó mucho tiempo hasta que aquel hombre, acalorado por la tibieza
del sol, se quitó la capa.
El sol demostró entonces al viento que la suavidad y la
amistad son más poderosas que la furia y la fuerza.
Rab Isaac
sakkal.
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